jueves, 18 de septiembre de 2008

“Estados Unidos entró en la etapa de la sobreextensión imperial.”


Especialista en temas internacionales, Oscar Raúl Cardoso habla del colapso financiero estadounidense, de sus efectos en el Cono Sur, de la contienda electoral entre Obama y Mc Cain, y previene: "los imperios tienden a decaer cuando sus sociedades se vuelven reacias a exponer la vida de sus hijos y, sobre todo, sus riquezas para sostenerlos."

¿Se cae o no la economía norteamericana? ¿Comienzan a resquebrajarse las bases de este poderoso imperio? Muchas preguntas hay sobre la situación actual de la mayor potencia mundial y para tratar de encontrar algunas respuestas posibles Revista ZOOM conversó con Oscar Raúl Cardoso, uno de los periodistas de internacionales más prestigiosos de Argentina. Estudioso de la idiosincrasia de cada pueblo, su análisis va más allá de la coyuntura internacional.

—¿Estamos frente a una debacle económica de los Estados Unidos?

—Creo que es apenas un síntoma de un problema mayor, que se viene gestando hace dos años, que es la posibilidad de un colapso del sistema financiero que se extienda inevitablemente al resto del mundo. Estamos hablando de la economía estadounidense, que tracciona la economía mundial. Uno puede ver que esto de la burbuja inmobiliaria de Estados Unidos se ve reflejado también en Europa. En España, sin ir más lejos, donde hay serios problemas. Esto se suma a las subas de precios de los comodities esenciales, como algunos alimentos o el petróleo (aunque este último bajó de su pico y está 105 dólares el barril, lo que igualmente todavía es altísimo). Así se están mostrando debilidades no solo de la economía norteamericana, sino de esta etapa del sistema capitalista, lo que sería paradójico tras la caída de la Unión Soviética en los ‘90 y después de mostrarse como el modelo más eficaz en la asignación de recursos. Aunque no a la hora de producir. Se ha transformado en una máquina de engullir y autoenguillirse.

—En este contexto, ¿qué rol juega China y su compra de bonos de la deuda de Estados Unidos?

—Es una de las espadas de Damocles que tienen los norteamericanos sobre sí mismos. Mientras las cosas sigan manteniéndose así en la superficie, con un poco más de recesión o un poco menos, creo que no hay grandes riesgos. Pero una caída de los valores del Estado norteamericano pondría a China en una peligrosa situación y estas son las cosas que empiezan las guerras.

—Si se da esa crisis, ¿sería la declinación definitiva de la única superpotencia?

—Eso, de algún modo, ya está sucediendo. La Unión Europea, con algunos bemoles, China y la India aparecen como nuevos factores de poder. Con una demografía complicada para el mundo, la India pasó hace dos años la marca de los mil millones de habitantes y ha tenido un gran crecimiento económico. Demandan consumir más productos y esto explica el precio de las comodities como, por ejemplo, el petróleo. Con este tema hay dos posturas, una que dice que hemos llegado al tope de exploración del petróleo, que en realidad lo que queda por descubrir no resuelve la nueva demanda que se generaría. La otra, dice que aun hay recursos. Es un debate interminable.

—¿Los norteamericanos no se están creando su propio mundo ideal? Me refiero tanto a los candidatos como a la propia sociedad estadounidense.

—Si llegara a ganar Mc Cain, en un contexto donde tres de cada cinco norteamericanos creen que las cosas van mal, me inclino a pensar que ellos ven un mundo de fantasía en sí mismo. En los años ’80, un historiador inglés, Paul Kennedy, escribió un libro muy interesante que se llama El auge y caída de los grandes imperios. Estudia los imperios romano y británico, principalmente. Allí descubrió un fenómeno que se llama sobreextensión imperial. Encontró que los imperios tienden a decaer cuando sus sociedades se vuelven reacias a exponer la vida de sus hijos y, sobre todo, sus riquezas para sostenerlos. Ahí hay un crack. Yo creo que Estados Unidos, si uno puede ubicarlo en algún período, esta ingresando a una sobreextensión imperial y esto va a tener sus costos, antes y después.

—Sería un descreimiento hacia el poder del mismo imperio.

—Sí, comprobar que se han sobreextendido y que el imperio no produce mucha riqueza y que nadie quiere comprometer la suya, ni mandar a sus hijos a defender una situación que se vuelve intolerable. Esa descripción de Kennedy sirve. A pesar de que hay que reconocer que Estados Unidos tiene una gran capacidad de exportar sus crisis y hacer que se resuelvan lejos de sus fronteras, me parece que están muy cerca de haberse agotado.

—El conflicto de Georgia, ¿forma parte de esta crisis del mundo capitalista?

—Es la consecuencia de que occidente, en general, y Estados Unidos, en particular, trataran a Rusia desde el colapso de la URSS como un jugador de segunda categoría. Rusia, comunista o capitalista, antes feudal o zarista, nunca ha aceptado ser un jugador de segunda. Está en un área del mundo que es el puente natural entre Asia y Europa y sabe o cree saber que tiene zonas de influencia que le son propias. Estados Unidos avanza sobre esas zonas de influencia y ha mantenido la OTAN. Y no solo la ha mantenido sino que están buscando expandirla e incorporar a Georgia y Ucrania.

La OTAN sigue existiendo pese a que su contrincante histórico, el pacto de Varsovia, no existe más. Involucran a Brdy (a unos 90 kilómetros al suroeste de Praga) en la República Checa con una base antimisiles, que Rusia vive como que la están cercando. Incluso hacen que Georgia juegue un rol anti ruso en esa zona del Cáucaso que los rusos sienten como propia. También hay otra tesis mucho más terrible y es que Rusia le está recordando a Estados Unidos y al resto del mundo que con la riqueza que les ha dado el petróleo en los últimos años y con unas fuerzas armadas que han salido del caos que habían quedado cuando dejó de existir el Ejército Rojo y la URSS, no son un jugador de segunda. Así que no se van a quedar tan pasivamente. Por eso hacen maniobras con Venezuela acá en el Atlántico Sur. Todavía estoy esperando, porque creo que va a haber una reacción norteamericana. Es todo un desafío: que frente a las costas de Venezuela, se pasee una flota cuyo puerto natural está frente a Ucrania.

—Esto también se explica como una maniobra de contrapeso de Chávez frente a Estados Unidos.

—Chávez va a utilizar a Estados Unidos, como ya lo hizo Fidel en su momento, como elemento de cohesión doméstica. La agresión norteamericana en ciernes le permite a él juntar la parte de la sociedad que le responde y mantenerla en tensión. Un ex marino argentino, amigo personal de Chávez y que tiene una empresa de informática que tiene contratos con el gobierno venezolano, me dijo una cosa que me pareció una buena reflexión. Apelando a la jerga naval, me decía: —“El problema de Chávez es que siempre navega muy pegado a la costa y algún día puede encallar”—. Y algo de eso hay.

—Juega con fuego.

—A veces, da esa sensación. Y tiene un gran mérito. Si uno lo escucha y si desgaja la cosa caribeña es el único que le dice a Washington lo que debería escuchar. Pero también es cierto que a veces lo dice de un modo inútilmente agresivo. Y esto de jugar a “que viene el lobo, viene el lobo”… Un día va a venir el lobo y nadie se va a dar cuenta.

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Por Roberto Koira para Revista Zoom


El impacto en Argentina y Latinoamérica


—Esta coyuntura financiera internacional, ¿en qué afectaría a América Latina y a la Argentina en particular?

—Con una crisis económica en Estados Unidos no hay ninguna región de la tierra que esté enteramente a salvo, no hay ninguna. Teóricamente, por el nivel de reservas, estamos mejor acolchados. Y América Latina en general también lo estaría para recibir un primer impacto. Pero no sería un único impacto, ni sería corto. Algunos economistas lo comparan con el prólogo de lo que pasó en 1929, con la gran recesión de aquel año. Yo no lo creo, el mundo ha cambiado mucho del ‘29 a hoy, pero si se parece a la crisis que tuvo Japón en 1980 y que demoró 10 años en resolver, en emerger de esa situación. En ese caso, no podemos esperar tener mejor suerte que el resto.

Así que las consecuencias todavía no las conocemos y me cuesta imaginar cómo la Argentina puede quedar al margen de un crack internacional. No lo hicimos con la crisis del Tequila, no lo hicimos con la crisis del Brasil, así que no hay modo de aislarse.

—¿Pagar al Club de París nos deja mejor parados?

—La verdad, no puedo terminar de entender las razones para hacer ese pago del modo en que se hizo y comprometer reservas. Entiendo que fue una manera de sacarse de encima al FMI en una segunda oportunidad. Desde esa perspectiva, no me parece censurable. Lo que no entiendo es que, si lo hicimos en dos oportunidades, una pagándole al Fondo y otra al llamado Club de París, ¿por qué seguimos en el FMI? La decisión política debió ser irnos del Fondo. Por otro lado, 4.700 millones de dólares de la deuda estaban vencidos, y había que pagarlos, por esto el FMI nos presionaba y quería hacer una revisión del plan económico. Pero había dos mil y pico de millones que podían haberse arreglado en pagos escalonados. ¿Por qué no se hizo? En realidad hemos comprometido muchas reservas y la propia situación de la economía Argentina no es la de hace dos años.

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Por Roberto Koira para Revista Zoom

Obama, Mc Cain, elecciones y petróleo


—En este contexto, un triunfo de Obama ¿sería más de lo mismo o le daría un poco de oxígeno a Estados Unidos?

—La expectativa de quienes están con Obama desde el comienzo es que va a representar algo nuevo. Mc Cain también dice que representa el cambio, como si él fuera de un partido opositor y no del que está gobernando. Los republicanos han tenido control de la Casa Blanca o el Congreso, y en algunos casos de ambos, en 26 de los últimos 28 años. Igualmente hay dudas de quién realmente es Obama. A mí me asombra, como a los propios estadounidenses, que un afroamericano llegue a esta posibilidad cierta de ser presidente. Pero es no es un afroamericano típico, porque ha sido educado en el extranjero y no es la síntesis de la lucha por los derechos civiles de esta parte de la sociedad de Estados Unidos. Él no sigue esa tradición y, aunque la reconoce, viene separado de ella. Promete unir opuestos, lo que no creo que sea posible, y mucho del discurso de los últimos meses, sobre todo después de ganar la nominación del Partido Demócrata, se ha ido hacia la derecha. Uno tiene dudas de que realmente represente algo nuevo.

—¿Y Mc Cain?

—Mc Cain es casi cómico, pero uno ve las encuestas y es una elección que no está resuelta, es increíble. No se ve una leve esperanza para que la situación cambie gane quien gane. Uno espera que, frente a la emergencia, si los demócratas llegan a la Casa Blanca —primero tienen que llegar— el temporal amaine con medidas impopulares en algunos casos. En cuanto a Mc Cain, es más de lo mismo y presentarse como el candidato del cambio es francamente ridículo. El discurso del otro día en la convención republicana dio gracia, porque hablaba como opositor. Y es del mismo partido gobernante y tiene la misma base política.

Uno de temas que tendrá que abordar el próximo presidente de Estados Unidos será recuperar herramientas económicas para el Estado, que han sido cedidas al sector privado. No sé si esto es posible a esta altura, pero efectivamente el Estado debe intervenir, como en el caso de Fannie Mae y Freddie Mac, tomar un rol más importante. Esto no se condice con la idea del Estado que trae todo lo malo, que perjudica a los individuos y a la sociedad o que se convierte en un impedimento para la generación de riqueza. Eso que hemos escuchado hasta el hartazgo en los ‘80 y los ‘90. Creo que esa concepción va a tener que cambiar.

—Un triunfo de Obama o la continuidad republicana de Mc Cain, ¿cómo influirían en el mapa mundial del petróleo?

—Cualquiera que llegue a la Casa Blanca va tener que desincentivar el uso de petróleo, no solo por razones de precio sino por cuestiones ecológicas. Estaba leyendo que un glaciar que llevaba 4.500 años y estaba pegado a una isla en el Ártico se soltó y se derritió al poco tiempo, lo que demuestra que hay un fenómeno de cambio climático innegable. Aunque admito que hay evaluaciones distintas de cuál es la gravedad, pero en todo caso es rápido y es grave. Y si es una cuestión terminal o no, eso queda para el debate de los expertos.

Así que van a tener que desincentivar. Con Mc Cain no veo que pase eso, Obama quizá lo enfrenta. Mc Cain pretende, y no hablemos de Sara Palin la candidata a vice, perforar y buscar petróleo por todos lados. Palin quería que se autorice un parque nacional muy importante como lugar para buscar petróleo.

Cualquiera de los candidatos se va enfrentar con una realidad que los slogans de campaña no alcanzan a definir. Están hablando de una economía mundial que no existe, esa es la sensación que tengo, tanto de Obama como de Mc Cain.

—¿Cuántos regalitos le va a dejar George Bush a la nueva administración?

—No es casual que no haya podido ir a la Convención Republicana, no lo quieren.

—¿Es el salvavidas de plomo?

—Es exactamente eso.

—Con el nuevo presidente, ¿habrá una reevaluación sobre lo actuado en Irak y Afganistán?

—Hay una media promesa de Obama de acelerar el retiro de tropas de Irak.

—Félix Herrero dice que Irak era el Vietnam del petróleo de Estados Unidos...

—Yo no lo veo tan así, los factores que llevaron al petróleo adonde está son parte de la especulación financiera y la demanda creciente de algunos países consumidores, como China y la India. La humanidad consume cada día que pasa 86 millones de barriles de petróleo, de los cuales la mayoría los consume Estados Unidos. En la próxima década, que está a la vuelta de la esquina, la previsión es que se van a necesitar 120 millones diarios. No creo que la ecología mundial lo pueda resistir.

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Por Roberto Koira para Revista Zoom

jueves, 11 de septiembre de 2008

“Para dar una nueva pelea, primero debemos medir nuestras fuerzas.”


Exponente del pensamiento nacional, Norberto Galasso señala que la debilidad de los sectores populares es un obstáculo para la profundización del modelo. Defiende al Gobierno, condena a Cobos y advierte sobre la dificultad de avanzar con una nueva ley de radiodifusión: "Jauretche diría que estamos combatiendo con arcos y flechas mientras ellos tienen cañones."

Norberto Galasso es uno de los máximos exponentes del pensamiento nacional y un historiador de fuste. Junto a Revista ZOOM recorrió los caminos de la actualidad sin dejar de lado la impronta del pasado. Para él, todo está relacionado y los nubarrones del campo popular siempre son los mismos, solo con los distintos matices de cada tiempo.

—¿Pagar al club de París fue recuperar autonomía o una claudicación?

—Me inclino por pensar que se recuperó autonomía. Creo que en política hay dos cuestiones que son centrales. Una es saber quién es el enemigo principal y la otra es conocer la correlación de fuerzas que existe entre él y nosotros.

En general, uno se da cuenta que casi todas las operaciones de la deuda externa tienen cierta ilegitimidad. Porque te dan un préstamo al 4% por cuota y después ellos manejan los intereses, como pasó con la deuda externa en la época de la dictadura y 6 años después el interés estaba en el 20%. En esa coyuntura, todo nuevo prestamista es extorsionador. Entonces, si uno tiene fuerza, si América latina estuviera unida, por ejemplo, uno le da una patada al tablero y no paga la deuda externa con nadie. Como este no es el caso, yo me inclino a considerar que me parece conveniente que se vaya saneando esa situación. Así como se pagó al Fondo Monetario para que el gobierno no esté bajo la presión de los intentos de monitoreo de los organismos internacionales. Por supuesto que esto no implica que ahora vengan los holdouts a querer cobrar, ya que esa fue una deuda para la que tuvieron la oportunidad de presentarse con los bonos y no lo hicieron. Eso está terminado.

En Estados Unidos se comentaba que la Argentina debería completar esa política pagando a los que habían quedado defolteados. En general, me parece que, más allá de que algunas deudas puedan tener cierta ilegitimidad, la política de desendeudamiento puede considerarse positiva.

—Y en este mismo tono estaría el tema de Aerolíneas.

—Lo importante es que, de un modo u otro, se recupera el control de una empresa que fue ejemplo de gestión, que era superavitaria, que funcionaba muy bien. Hasta en la pavada de lo que te ofrecían en un vuelo. Entonces hay que hacer mucho ahí, pero con la intervención de los gremios aeronáuticos en una de esas se puede enderezar esto. El proyecto del Ejecutivo ha sido modificado y creo que en eso ha jugado de manera importante también el mismo bloque oficialista al plantear que sea el Congreso quien pueda fijar el precio y, de última, recurrir a la expropiación.

En definitiva, se trata de ir recuperando, con muchas dificultades, el control de resortes fundamentales de la economía como son el transporte tanto internacional como interno. En líneas generales, lo veo bien, más allá de que no hay que cargarse con el pasivo que tiene Marsans por vaciamiento. Quizá hubo falta de control por parte del gobierno. En realidad, ningún gobierno de Argentina controló bien a las multinacionales, es muy difícil.

—¿Argentina está a la altura del proceso que vive Latinoamérica?

—Acompaña, como cuando en Mar del Plata se rechazó el ALCA, como cuando avanza con el Mercosur ampliado. O cuando la presidenta argentina participa de un cónclave donde se habla de la necesidad de crear un Consejo de Defensa latinoamericano, para el caso que alguna gran potencia intervenga bélicamente en alguno de los países y que todos los demás se sientan atacados. Son avances, que son difíciles de concretar. Lo importante es poner en discusión una empresa energética latinoamericana o crear un tren Caracas-Buenos Aires y dar los primeros pasos del Banco del Sur. En todo eso, el gobierno ha acompañado.

Uno puede ponerse en perfeccionista y decir que quedamos a la zaga de Brasil porque es más poderoso, que el gobierno no tiene la energía expropiatoria que tiene Chávez o no tiene el gran apoyo popular que tiene Evo. Lo que pasa es que cada país hace su propia historia y acá venimos de 30.000 desaparecidos, una traición de toda la conducción del movimiento nacional más importante que hubo en la Argentina (el peronismo en la época de Menem), el fracaso del radicalismo en el gobierno de la Alianza y una parte del PJ que está en manos de algunos tipos jodidos y reaccionarios con muchos intendentes que se dan vuelta en cualquier momento. Entonces, uno no puede plantear en abstracto por qué Argentina no avanza al mismo ritmo que avanza Venezuela o, para mi gusto, como avanzó Cuba en su momento. Yo creo que acompaña el proceso tendiente a la liberación y unificación latinoamericana.

—¿Por qué no se profundiza el modelo?

—Hay una anécdota que corre, no sé si es cierta. Pino Solanas fue a verlo a Kirchner y le comentó que la renta petrolera y minera que se estaban llevando era tremenda y Kirchner le contestó: “Bien, juntame en Plaza de Mayo 500.000 personas y yo me quedo con Repsol”. Pino hizo un acto frente a YPF y hubo mil personas. Es decir, existe un debilitamiento en el campo popular, que está fragmentado en muchas pequeñas agrupaciones de gente que piensa lo mismo. Esto quedó evidenciado en el conflicto del campo, que pudo reunir más gente porque juntó a todo Barrio Norte, que es el barrio clasista de la Argentina. Porque la única clase que tiene conciencia sobre sí, como decía Marx, es la clase dominante. Frente a eso, el peligro de exigir más allá de lo que puede el gobierno es crear condiciones para que éste se hunda y para que, por alguna razón, el vicepresidente, que ha demostrado que es un traidor, asuma la presidencia. Es decir, la opción es de derecha, ninguna por izquierda y la alternativa la tenemos que dar nosotros uniendo al campo popular, dando el debate ideológico, incidiendo sobre las clases medias, tratando de “desazonzarlos” como decía el viejo Jauretche. Pero mientras no tengamos la fuerza tenemos que ser muy prudentes, porque una cosa es la estrategia política con las grandes ideas y otra es la política concreta. La política concreta es si yo, con mis 72 años, me enojo con el de la mesa de al lado, que es un boxeador de 30 años. Yo me la tengo que bancar, tengo que tratar de calmarlo, de persuadirlo y no darle un trompazo porque el tipo me va a matar. Esto es lo mismo, el gobierno evidentemente se equivocó al entrar en un conflicto con una mala evaluación, sobre todo de la Federación Agraria, que hoy tiene más rentistas que trabajadores. Y se llevó una derrota.

Ahora, cuando se busca un tono más flexible, más dialoguista, siempre los medios de comunicación le buscan una vuelta para criticar a la presidenta. Entonces, antes no les venía bien antes porque según ellos era arrogante y muy soberbia. Y ahora no les viene bien que mande las cosas al Congreso. No les viene bien nada porque no resisten a la presidenta, como no resisten a Evo en Bolivia, como no resisten a Chávez porque es un “populista”, no resisten a Fidel porque en educación y salud les demostró que pueden funcionar mejor que el capitalismo. Es decir, ha reverdecido un gorilismo muy peligroso que tiene los medios a su disposición.

—Usted en algunas charlas decía que parte de lo que piensa la gente sale de la historia mitrista. ¿Cómo se combate eso?

—Jauretche diría que estamos combatiendo con arcos y flechas mientras ellos tienen cañones. Y lo hacemos a través de libros, declaraciones, nosotros en el Teatro Ateneo el martes pasado juntamos a 550 personas y eso es importante. Esa gente se multiplica, son cuadros medios, maestros, profesores. El fenómeno de Carta Abierta también es interesante, aunque yo le tengo un poco de desconfianza porque los intelectuales son un poco complicados, pero de cualquier modo es importante. A mí se me da el hecho ahora, a esta altura de mi vida, de tener que hacer tres clases iniciales sobre historia argentina de los últimos 50 años para los chicos que ingresan a TEA. Me ofrecieron también de la Facultad de Filosofía y Letras dar unas charlas sobre histografía, que implica una crítica al mitrismo y al viejo rosismo nacionalista de derecha. Tengo que ir a San Martín en estos días, a la UTN de Avellaneda. Hay una búsqueda, que yo creo está ligada a los fenómenos de las sucesivas frustraciones que ha tenido el pueblo argentino. Entonces, hay sectores medios que ya no se tragan más que el mercado maneja todo, no se tragan más que los amigos de Inglaterra fueron los que hicieron la Argentina, no se tragan más que la Argentina es el campo y nada más que el campo. Es decir, saben lo que no quieren. Lo que falta es el proyecto alternativo.

Carta Abierta estuvo apoyando al gobierno en un acto en la Biblioteca Nacional en el que estuvo Kirchner y se le pidió que se cree un canal de noticias porque no puede ser que yo, para informarme de lo que pasa, tenga que poner TN. Cuando en el medio del conflicto con el campo, TN me daba información a favor de ellos, por supuesto yo me corría a Canal 7, pero estaban pasando básquetbol, música clásica, cualquier cosa. Tiene su razón de ser que Canal 7 no sea un canal culturoso, el gancho de llamar al público con los deportes. Pero evidentemente hay que hacer un canal de noticias. También planteó Kirchner en ese momento que había que darle a Carta Abierta en Canal 7 tres horas diarias. No sé a qué hora sería, ya que a Telesur hay que verlo de madrugada.

De esa manera se combate. La semana que viene tengo que ir a Laferrere, donde hay un profesor que les da a los alumnos los fascículos que sacamos en el centro cultural para formarlos históricamente. Yo voy y encuentro cosas que no encontraba. Antes a un director de una escuela uno le proponía algo y te respondía “No, usted no habla de historia sino de política”. En otro colegio, el director me convocó para hablar de deuda externa. Formó 10 grupos de 10 chicos y la semana previa empezaron a hablar sobre la deuda, sus efectos, el origen, la ilegitimidad, qué hay que hacer, etc. Prácticamente, yo solo hice una introducción y después habló un representante por grupo. Estos cambios son nuevos y no se dan a la velocidad que quisiéramos los que tenemos muchos años. Pero se dan, y yo creo que cuando uno le conversa a los pibes, principalmente adolescentes, de una historia real, donde le cuenta que San Martín dejó de ver a la mujer y la mandó a Buenos Aires porque hablaba mucho con un oficial. Después él se fue a Perú y tuvo una amante, lo que era lógico, Rosita Campusano, pero la historia escolar la ha borrado. Los chicos pescan esas cosas.

Uno les habla sobre el conflicto agropecuario y sobre esa riqueza tremenda y alguna gente dice “No, si el tipo compró la tierra”. Bueno, empecemos por ahí, ¿quién fue el primero que compró la tierra? Antes estaba en manos de pueblos originarios o de gauchos que no tenían escritura. Y los que usurparon esos campos, ¿qué hicieron después con esa renta extraordinaria? Construyeron palacetes, como los Anchorena, y viajaron a Europa todos los años, porque no se iban a hacer retenciones ellos mismos. La oligarquía podría haber creado un país industrial, minero, de gran desarrollo pesquero, hidroeléctrico, haber hecho lo que hizo Estados Unidos, donde la burguesía creó un gran desarrollo.

—Usted dijo que los fierros de hoy eran los medios de comunicación, ¿no es urgente una nueva ley de Radiodifusión?

—Es difícil, porque el gobierno no puede resistir otra derrota. Todos hablan mucho, pero todos coquetean con los grandes medios. Entonces no sé, frente a una ley de Radiodifusión que le plantee cosas a un multimedio como Clarín. Tenemos medios gráficos donde a un periodista con treinta años en La Voz del Interior, como Enrique Lacolla, lo echaron por haber escrito, no allí sino por Internet, un artículo contra el campo. O a Claudio Díaz, que lo echaron de Clarín por sus ideas políticas.

Hay mucha gente que recibe atenciones permanentes de Joaquín Morales Solá, de Julio Blank, de Van der Kooy, de Longobardi… toda esa gente no quiere perder la vidriera, no sé cómo van a votar. Entonces es muy peligroso. Hay que sopesar hasta dónde se puede llevar una ley de Radiodifusión, que no sea simplemente una especie de cosmético. Así se puede volver a producir el mismo fenómeno, con distintos argumentos. Como Claudio Lozano, que con los argumentos de la ética vota con la Sociedad Rural.

Con este panorama, es imprescindible una nueva ley de Radiodifusión, pero es peligroso el debate por la presión que puede significar una derrota, encima con un vicepresidente que es capaz de hacer cualquier cosa con tal de llegar al poder. Es tal la confusión, que hay gente que dice “el senador Cobos” y él no es senador, es el representante del Poder Ejecutivo en el Senado y no tuvo votos propios, llegó por los votos de Cristina. Entonces es peligroso porque mucha gente puede jugar a eso: Duhalde, Romero, Macri, después se pelearán entre ellos para ver quién se queda con el botín.

—Más de lo mismo

—No, son peores. Ellos saldrían con una política directamente pro yanqui, romperían la sintonía que hay con Chávez, por ejemplo, no se ocuparían del Mercosur más de lo que le pedirían las multinacionales que tengan intereses, como hizo Menem. Retrocederíamos en todos los aspectos.

—Hoy sigue persistiendo, entre la gente, la idea de que la tierra es la fuente de toda la riqueza y no el trabajo como motor de la plusvalía.

—Ese es el estado mitrista, que creó un mito sobre la gran Argentina, cuando hubo una gran Argentina pero solo para una minoría que se manejaba en Europa como jeques árabes. Y eso creó la idea de que gracias al campo toda la Argentina vivía bien, cuando en La Rioja había una mortandad infantil de 200 por mil y por 5 chicos que nacían antes del año se moría uno. No se desarrolló el país y gracias a eso hoy el sur es un desierto con grandes estancias. Todo eso no se explicó. Y a la clase media porteña se la preocupó por las últimas novedades europeas y leían el Martín Fierro por obligación. Todo eso ha sido un largo trabajo para formar una mentalidad colonial incluso en nuestra izquierda.

Ahora estamos en la misma historia, entonces hay que quebrar, hay que politizar y romper todos esos mitos, explicar que el campo hoy es una fuente de renta y que nuestros chacareros viven en el pueblo y perciben una renta por equis cantidad de hectáreas. Hablar de los pooles de siembra y de Monsanto y cómo se está agotando la fertilidad de la tierra. Pero esto no se discute en las mesas redondas de la televisión, allí se discute la pavada. Hay un francés que dice por ahí que la característica del capitalismo es que en los grandes medios de comunicación se discuten profundamente las cosas de poca importancia y se discuten superficialmente las cosas de gran importancia. Con Tinelli la gente está en eso, pero también hay personas que están en la búsqueda, por eso hace tres años que llenamos el Teatro Ateneo con nuestras charlas.

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Por Roberto Koira para Revista Zoom