River y Boca se van a ver la cara tres veces en el mes de mayo de la manera menos esperada, ya que se cruzarán en los octavos de final de la Copa Libertadores y por la fecha 11 del torneo argentino.
Antes de comenzar la Copa Libertadores, Boca y River eran dos grandes candidatos para llevarse el máximo torneo continental. El Xenieze arrasó en una zona sencilla, integrada por Palestino (Chile), Zamora (Venezuela) y Wanderers (Uruguay) y logró el puntaje ideal con 18 unidades, que lo dejó como el mejor clasificado de la fase de grupos.
Sin embargo, la nota la dio el Millonario, que venía de adjudicarse la Copa Sudamericana, que se empantanó en un grupo que en la previa parecía accesible, con Tigres (México), Juan Aurich (Perú) y San José (Bolivia), y se clasificó a los octavos de final de manera agónica con la menor cantidad puntos para un segundo (7).
Así, el superclásico copero en mayo está servido y se llevará a cabo el miércoles 6 en el Monumental y el miércoles 13 en la Bombonera, con el premio extra de clasificar a los cuartos de final con el gusto de dejar afuera a su archirrival.
Pero la oferta tiene un primer capítulo el domingo 3, por la fecha 11 del torneo de Primera División, con un Boca-River. En un duelo que los puede tener a ambos en la punta del campeonato si sortean antes con éxito sus partidos en la jornada anterior con Lanús y Banfield, respectivamente.
El póker de superclásicos se completa el 9 de junio con un ahora devaluado amistoso en Córdoba, en se mostrará el resembrado del estadio Mario Alberto Kempes.
En la declaraciones previas, el técnico de Boca, Rodolfo Arruabarrena, se mostró cauto al manifestar que le "da lo mismo jugar con River en octavos de final", pero advirtió que "se vendrán 20 días desgastantes" por lo que para el primer cotejo en el campeonato local seguramente habrá rotación de jugadores.
Distinta parece ser la vara del entrenador Millonario, Marcelo Gallardo, que despachó: "La verdadera Copa Libertadores empieza ahora, en octavos, y ojalá den los números para enfrentar a Boca, porque no será fácil para nadie enfrentar a River".
En una posición intermedia, el colombiano Teófilo Gutiérrez declaró: "Jugar tres superclásicos en diez días sería muy lindo, pero desgastante. Los clásicos son partidos que les gustan a todos los jugadores y en el que no hay favoritismos. Nosotros estamos tranquilos”.
Antes este escenario se presentó también en mayo del 2000 con tres superclásicos entre el 14 y el 24 donde por el torneo local, empataron 1-1 en la Bombonera y por la Libertadores el Millonario se adelantó con un 2 a 1 como local, pero el Xenieze pasó a semifinales con un un contundente 3-0 y un recordado gol de Martín Palermo, que volvía de una rotura de ligamentos cruzados.
El último antecedente copero, en las semifinales de 2004, también favoreció a Boca que se llevó la serie en el Monumental tras derrotar por penales a su clásico rival por 5-4, que hizo valer el 1 a 0 de local, ya que los 90 noventa minutos había perdido por 2 a 1. Ahí se destacó el gol del empate boquense marcado por Carlos Tévez, que incluyó un festejo moviendo los brazos como gallina, lo que le valió su posterior expulsión.
Sin embargo, River todavía tiene fresco el recuerdo de las semifinales de la Copa Sudamericana 2014 donde eliminó por primera vez a su eterno rival (0-0 y 1-0) en un duelo directo de un torneo internacional y luego se llevó el trofeo ante Atlético Nacional de Medellín.
De ese duelo superclásico quedó grabado en la retina de los hinchas el penal atajado por Marcelo Barovero a Emmanuel Gigliotti al comienzo del encuentro, el gol del triunfo de Leonardo Pisculichi y la riesgosa apuesta de Marcelo Gallardo que dejó escapar el torneo local, que se adjudicó Racing, por jugar con suplentes para apostar todo al cruce con Boca.
En esa instancia, el favorito era River que venía de desplegar un gran fútbol en el campeonato argentino (venía de ser lograr el título bajo el mando de Ramón Díaz), que se veía también reflejado en la Sudamericana.
Ahora la situación es diferente, Boca arrasó en la fase de grupos y también es puntero a nivel doméstico (junto a su archirrival, San Lorenzo y Rosario Central) y el Millonario pasó agónicamente en una zona no tan complicada. Pero se viene una nueva serie superclásica donde nunca hay lugar a favoritismos previos.
http://deportes.telam.com.ar/notas/201504/101861-boca-river-superclasico-copa-libertadores-torneo-2015.html
Antes de comenzar la Copa Libertadores, Boca y River eran dos grandes candidatos para llevarse el máximo torneo continental. El Xenieze arrasó en una zona sencilla, integrada por Palestino (Chile), Zamora (Venezuela) y Wanderers (Uruguay) y logró el puntaje ideal con 18 unidades, que lo dejó como el mejor clasificado de la fase de grupos.
Sin embargo, la nota la dio el Millonario, que venía de adjudicarse la Copa Sudamericana, que se empantanó en un grupo que en la previa parecía accesible, con Tigres (México), Juan Aurich (Perú) y San José (Bolivia), y se clasificó a los octavos de final de manera agónica con la menor cantidad puntos para un segundo (7).
Así, el superclásico copero en mayo está servido y se llevará a cabo el miércoles 6 en el Monumental y el miércoles 13 en la Bombonera, con el premio extra de clasificar a los cuartos de final con el gusto de dejar afuera a su archirrival.
Pero la oferta tiene un primer capítulo el domingo 3, por la fecha 11 del torneo de Primera División, con un Boca-River. En un duelo que los puede tener a ambos en la punta del campeonato si sortean antes con éxito sus partidos en la jornada anterior con Lanús y Banfield, respectivamente.
El póker de superclásicos se completa el 9 de junio con un ahora devaluado amistoso en Córdoba, en se mostrará el resembrado del estadio Mario Alberto Kempes.
En la declaraciones previas, el técnico de Boca, Rodolfo Arruabarrena, se mostró cauto al manifestar que le "da lo mismo jugar con River en octavos de final", pero advirtió que "se vendrán 20 días desgastantes" por lo que para el primer cotejo en el campeonato local seguramente habrá rotación de jugadores.
Distinta parece ser la vara del entrenador Millonario, Marcelo Gallardo, que despachó: "La verdadera Copa Libertadores empieza ahora, en octavos, y ojalá den los números para enfrentar a Boca, porque no será fácil para nadie enfrentar a River".
En una posición intermedia, el colombiano Teófilo Gutiérrez declaró: "Jugar tres superclásicos en diez días sería muy lindo, pero desgastante. Los clásicos son partidos que les gustan a todos los jugadores y en el que no hay favoritismos. Nosotros estamos tranquilos”.
Antes este escenario se presentó también en mayo del 2000 con tres superclásicos entre el 14 y el 24 donde por el torneo local, empataron 1-1 en la Bombonera y por la Libertadores el Millonario se adelantó con un 2 a 1 como local, pero el Xenieze pasó a semifinales con un un contundente 3-0 y un recordado gol de Martín Palermo, que volvía de una rotura de ligamentos cruzados.
El último antecedente copero, en las semifinales de 2004, también favoreció a Boca que se llevó la serie en el Monumental tras derrotar por penales a su clásico rival por 5-4, que hizo valer el 1 a 0 de local, ya que los 90 noventa minutos había perdido por 2 a 1. Ahí se destacó el gol del empate boquense marcado por Carlos Tévez, que incluyó un festejo moviendo los brazos como gallina, lo que le valió su posterior expulsión.
Sin embargo, River todavía tiene fresco el recuerdo de las semifinales de la Copa Sudamericana 2014 donde eliminó por primera vez a su eterno rival (0-0 y 1-0) en un duelo directo de un torneo internacional y luego se llevó el trofeo ante Atlético Nacional de Medellín.
De ese duelo superclásico quedó grabado en la retina de los hinchas el penal atajado por Marcelo Barovero a Emmanuel Gigliotti al comienzo del encuentro, el gol del triunfo de Leonardo Pisculichi y la riesgosa apuesta de Marcelo Gallardo que dejó escapar el torneo local, que se adjudicó Racing, por jugar con suplentes para apostar todo al cruce con Boca.
En esa instancia, el favorito era River que venía de desplegar un gran fútbol en el campeonato argentino (venía de ser lograr el título bajo el mando de Ramón Díaz), que se veía también reflejado en la Sudamericana.
Ahora la situación es diferente, Boca arrasó en la fase de grupos y también es puntero a nivel doméstico (junto a su archirrival, San Lorenzo y Rosario Central) y el Millonario pasó agónicamente en una zona no tan complicada. Pero se viene una nueva serie superclásica donde nunca hay lugar a favoritismos previos.
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