Un viejo vicio de la derecha argentina es abordar con soluciones mágicas, slogan de campaña, construcciones mediáticas o golpes de efecto los problemas complejos de nuestra sociedad, por lo que casi nunca analizan la verdadera raíz del conflicto. Este es el caso del Mapa de la Inseguridad de Francisco de Narváez, que cae en un lugar: si sabemos dónde se cometió un delito, se puede evitar otro, como si esto fuera una política preventiva y una solución al problema.
Es cierto que el conocimiento de una problemática es vital para encararla con éxito. Sin embargo, ahí es donde este Mapa parte de una falacia: el sitio no tiene un chequeo real de las denuncias, aportada voluntariamente por los denunciantes, por lo que su información no es confiable. Esto lo convierte en un lugar de descarga personal y no en una verdadera solución a la compleja trama de la inseguridad. Con el agravante de que este sistema podría llevar a algunas personas a desestimar la denuncia del delito con la autoridad competente.
En el sitio se puede entrar libremente y hacer cualquier tipo de denuncia. No hay ningún tipo de chequeo del mail que se requiere para hacer el trámite. Por lo tanto, se puede cargar un correo inexistente y la información sale igual. Así, los denunciantes pueden ser anónimos, tener el nombre de una persona muerta, de alguien real o de una persona fantasía. Lo único que puede controlar este sistema es si las denuncias se hacen desde la misma computadora, por lo que la veracidad del contenido del Mapa de la Inseguridad es de dudosa calidad. No es una deducción antojadiza: en el apartado “Términos y Condiciones de uso” se puede leer que “el Sitio no se hace responsable por la veracidad, rigor científico y exactitud de los contenidos”. Entonces, ¿toda esa información sirve de algo o sólo se trata de un bluff publicitario?
Pese a esto, el sitio ofrece una estadística presentada como “Mapa del Delito” que baraja cifras en Provincia de Buenos Aires (Hurto/Robo 45%, Robo con arma 36%, Venta de Droga 13%, Secuestro 1%) y en Capital Federal (Hurto/Robo 57%, Robo con arma 24%, Venta de Droga 14%). La conclusión cae de madura: si los mismos que manejan esta página no se hacen cargo de su contenido, es obvio que nadie garantiza que los datos de estas encuestas sean reales.
Lo más peligroso del Mapa de la Inseguridad es que a partir de un bluff publicitario se puede crear una falsa sensación de inseguridad sobre la base de datos que no son reales y esto puede pesar sobre localidades, barrios y calles de cualquier lugar de la ciudad o la provincia de Buenos Aires. Así, si alguien tiene un encono o interés personal contra alguna zona, la puede transformar mediáticamente en el lugar más inseguro de la Argentina. Solo debe tener el cuidado de hacerlo desde distintas computadoras.
De Narváez, adalid de la mano dura
El Mapa fue desarrollado con la tecnología de Google por especialistas del desconocido Instituto para la Seguridad y la Justicia (IPASEJU) y financiado por de Narváez. No sorprende que este emprendimiento sea financiado por el líder de Unión por la Provincia que para solucionar el problema de la inseguridad tiene entre sus propuestas: “Más y mejores policías. Es necesario asignar a las tareas de vigilancia, patrullaje y asistencia al ciudadano más y mejores efectivos policiales. Esto significa, una mayor cantidad de policías en las calles , con sueldos adecuados a su responsabilidad y con los vehículos, las armas, los uniformes y los aparatos de comunicación que necesitan para desempeñarse correctamente. Mejorar las condiciones operativas de la Policía provincial es una condición para comenzar a devolverle el prestigio perdido”. Como si el problema con la sinuosa Policía Bonaerense fuera su falta de armamento. Otra vez el simplismo de encarar los conflictos sociales con la mano dura.
En contrapartida, Bernardo Kliksberg, Profesor Honorario de la UBA y Asesor Principal de la Dirección de la ONU/PNUD para América Latina, explica que “la mano dura falla porque no capta el problema en su integridad, apela a la individualización de los problemas y deja de lado sus causas colectivas, y propone soluciones que no acatan las causas estructurales subyacentes tras la delincuencia. Su aplicación resiente aún más la cohesión social”.
Sin embargo, de Narváez insiste con sus medidas revolucionarias en las que incluye un “Plan edilicio de emergencia en las cárceles”. “La Provincia necesita urgentemente 10.000 plazas más en las cárceles, a las que deberá agregarse la decisión del traslado inmediato de quienes actualmente están alojados en comisarías. Superada la emergencia, es preciso contar con un plan a mediano y largo plazo que prevea la construcción de cárceles para futuros incrementos en la población allí alojada”.
Parece que nunca leyó a Kliksberg que plantea otro tipo de dudas frente a esa política: “cabe preguntarse si, ante la aplicación creciente de variantes de mano dura, el delito ha disminuido. Las estadísticas indican categóricamente que no. Los estudios comparados señalan que no hay correlación estadística entre la magnitud de la población carcelaria y la reducción efectiva del delito. Por ejemplo, en los Estados Unidos el número de presos registró un alto crecimiento entre 1985 y 1993, y el delito aumentó significativamente en el período”.
Tan contundente afirmación, basada en estadísticas, deja al desnudo el frágil teorema de la derecha: seguridad = más policías y más cárceles. Para los adalides de la mano dura la palabra inclusión no existe en el diccionario.
Fuentes: http://www.franciscodenarvaez.com.ar/mis-propuestas/seguridad-y-justicia/
PNUD, Bernardo Kliksberg (comp). Pensamiento social estratégico, Una nueva mirada a los desafíos sociales de América Latina. Buenos Aires, Siglo Veintiuno, 2008.
http://www.revista-zoom.com.ar/articulo2936.html
Por Roberto Koira para Revista Zoom
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