Revista Veintitrés la calificó primero como Villa Cuis y luego como Villa Dengue. El asentamiento bonaerense de Campo Tongui, uno de los más grandes de la provincia, se parece más a un ejemplo de organización popular frente a la emergencia habitacional que a la prejuiciosa mirada que los medios suelen tener sobre la pobreza. Preocupados, sus referentes se quejan: “Decir que acá hay dengue es una falta de respeto y un acto de discriminación.”
A veces la irresponsabilidad periodística y los prejuicios pintan realidades que no son. Esto ocurrió con el barrio 17 de noviembre, que se originó a partir de una toma de tierras al costado del Camino Negro, en el partido de Lomas de Zamora. La revista Veintitrés la definió en una primera nota como Villa Cuis, y en otra posterior como Villa Dengue. Aunque es cierto que en la zona hay cuises, no es verdad que sea la base del alimento de sus pobladores, pero tal vez lo más peligroso es la denominación de Villa Dengue. Revista ZOOM caminó por el barrio, estuvo en la sala de atención médica del lugar y visitó el hospital móvil recién instalado. Allí se comprobó que en esta zona no se registraron casos de dengue.
Con 114 hectáreas, 110 manzanas y 3.100 terrenos, Campo Tongui es uno de los asentamientos bonaerenes más grandes. Comenzó a construirse el 17 de noviembre del año pasado cuando miles de familias ocuparon un inmenso terreno baldío en las inmediaciones de la autopista Camino Negro. Desde entonces, las carpas que antes servían como amparo a sus habitantes, poco a poco fueron cambiadas por casas de madera y chapas, incluso muchos de los asentados están adquiriendo materiales para formar las primeras edificaciones de ladrillos. Con la determinación gubernamental de expropiar a favor de los ocupantes, los vecinos junto con funcionarios municipales y provinciales están comenzando a abrir calles y asignar lugares para albergar la escuela, plazas, campo de deportes y un puesto de salud.
Mentiras
“Ante la imposibilidad de encarar este desafío de manera separada, comenzamos a organizarnos grupalmente y defender los intereses comunes ante lo inmediato e individual. Con esa determinación pudimos resistir el desalojo ocurrido a tres días de la ocupación”, señala Daniel Abildgaar, uno de los 106 delegados que posee la comisión del asentamiento. “En un principio tuvimos inconvenientes con algunos vecinos que querían usar el asentamiento como lugar de comercialización de droga, pero felizmente este grupo fue desbaratado mediante la intervención policial- judicial. Hoy contamos con patrulla policial durante la noche. Debo decir que acá vive gente trabajadora, que se levanta temprano para ir a trabajar. Pero como en cualquier lado, también se nos infiltraron personas deshonestas”, amplía Abildgaar.
Daniel Abildgaar es de El Dorado, Misiones. El mismo desmiente que el lugar sea un foco de dengue, tal como informó la revista Veintitrés en su edición del 16 de abril.
“Durante la campaña contra el dengue en el año 2000 participé como promotor en mi provincia natal; es por ello que hablo con propiedad respecto al tema de epidemia del dengue. Acá los vecinos, con el asesoramiento del Hospital Gandulfo, la municipalidad y el gobierno provincial estamos trabajando en la prevención, realizando limpieza y eliminando criaderos de mosquitos. El trailer sanitario del Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires ya se está instalando en nuestro asentamiento para realizar consultas médicas y trabajar de cerca para prevenir cualquier enfermedad contagiosa. Muchas veces se quiere culpar a la gente humilde de generar los criaderos de mosquitos, pero puedo asegurar que la gente acomodada, con mayor poder adquisitivo, es más inconciente, ya que al tener enormes terrenos y depósitos de aguas como piletas sin cloro, son los principales hervideros de larvas de mosquito”, concluye.
Según las coordinadoras de salud del asentamiento, Susana Romero y Modesta Figueredo, hasta el momento se desconocen casos de dengues en el barrio. “En plena semana santa (viernes, sábado y domingo) estuvimos junto con funcionarios del hospital en el barrio, y durante esa jornada estuvimos repartiendo volantes. No sirve solamente fumigar si la gente no está concientizada para eliminar los criaderos del mosquito”, explican al unísono. Con su asistencia, el lunes 20 de abril un hospital móvil se instaló en el asentamiento para atender la salud primaria de los lugareños.
En un mismo tono, desde la sala Finochietto de atención médica aledaña al barrio, el médico especialista en clínica médica señala que “por ahora no registramos casos de dengue en esta sala. Hubo gente que tuvo síntomas parecidos, ya que cuadros febriles hay muchos, pero dengue no. Esta es una zona limitada, estamos hablando del área programática que comprende esta salita. De lo contrario, lo denunciamos y lo mandamos al Hospital Gandulfo, que es el que tenemos como referencia si existe alguna duda. Lo que quiero aclarar es que este es un barrio muy carenciado, donde hay peligro porque hay basura y residuos”.
La misma información es confirmada por la encargada administrativa de la sala, Juana Sosa. “No hay casos positivos, todas las pruebas que se hicieron en supuestos casos dieron negativo, ya que por las dudas los médicos mandan a hacer los análisis correspondientes para descartar la enfermedad”.
Cuando la unión hace la fuerza
Marcelo Coronel, Juan Mendoza y Eduardo Ruiz son integrantes de la comisión de Defensores del Tongui, que ya funciona como institución intermedia, encargada de organizar las demandas del barrio. Coronel, presidente de la comisión, hace una descripción de estos 5 meses de lucha por la tierra y la dignidad. “Cuando empezamos la toma, nos desalojó la policía con represión. Hubo heridos del lado de los vecinos y también de los policías, pero cortamos Camino Negro y vinieron personas de la Municipalidad, de la gobernación y se presentó el secretario de tierras Nicolás Terrera. La policía cercó el predio por tres días y se hizo un censo donde se comprobó que el reclamo era legítimo, ya que solo 3 personas eran propietarias de viviendas o con un plan familiar de viviendas asignado .Ahí se conformó la comisión y empezamos a negociar con la ministra de Infraestructura de la Provincia, la arquitecta María Cristina Álvarez Rodríguez, y con gente del área de Vivienda de Nación”.
Para Coronel la clave de todo está en la unión. “Acá todo parte de la lucha de los vecinos que, aunque haya disidencias, es la clave de nuestra fuerza. La que nos llevó a conseguir un hospital móvil hoy, que abramos calles y tengamos un plan de urbanización que está contemplado por la misma comisión del barrio. Porque al que nos presentaron, nosotros le propusimos uno que realizaron los vecinos con estudiantes de arquitectura y en donde hay un lugar para un polideportivo y una plaza. Ahora la lucha por la tierra casi la tenemos ganada, pero vamos por otras cosas. Planteamos la autoconstrucción para que sea el genuino trabajo de la gente a través de cooperativas el que se encargue de todo, para generar trabajo para los vecinos, ya que muchos no lo tienen”.
“Lo más importante es que no queremos vivir en una villa, que sería la más grande de Sudamérica. Acá nadie hace pasillos. Al que los quiere hacer, lo persuadimos para que no los haga. Nosotros pensamos que cuando crezcan nuestros hijos, porque muchos somos de generaciones jóvenes, y se quieran anotar en una universidad o busquen trabajo y digan que viven en villa Tongui, se les haría mucho más difícil”, describe el presidente de la comisión .
Juan Mendoza, secretario de la institución, afirma que el barrio dejó de ser un lugar peligroso ya que “hemos conseguido que la policía entre acá y haga patrullajes e investigaciones. Y si alguien quiere re-usurpar, a partir del censo que tenemos la policía los saca. En cinco meses demostramos que con organización se puede. Acá todo es abierto y con participación masiva”.
Como amplía Coronel, “esto al principio era tierra de nadie, pero la comisión empezó a interactuar con el foro de la comisaría 10ª, y así se han hecho allanamientos y se han decomisado 400 kilos de drogas, armas. Hubo 100 detenidos. Eso era obvio, ya que el antes Estado no entraba aquí. Ahora se está haciendo una limpieza y va quedando la gente que realmente necesita su casa”.
Una movida política
La bronca con Veintitrés vuelve a la memoria de Coronel. “Decir que hay dengue acá es una falta de respeto a los vecinos y un acto de discriminación. En algún momento Veintitrés nos acusó de que los chicos se alimentaban con cuises, mientras mostraba una olla popular que hacía esta misma comisión. Fue en febrero. Si vas al archivo de la foto te das cuenta que son alitas de pollo y no cuis, así que nos están matando desde el principio. No sé por qué ellos hacen eso, pero tendrían que ver la realidad y no basarse en historias ficticias. Solo hay que caminar el predio y ver lo que se hizo, que es fruto de la organización de los vecinos”.
Para Eduardo Ruiz, estas notas son parte de una movida política. Coronel señala a “activistas políticos de afuera”.
“Esta es la única comisión que hay en el barrio. Muchos de los que dicen pertenecer a la comisión ni siquiera son delegados, ni viven en el barrio. Nosotros tenemos un terreno acá y somos de generaciones jóvenes, entre 20 y 40 años, que vivíamos hacinados en los barrios periféricos y queríamos tener independencia. La única forma que había era tomando un terreno. Esto no fue activado, fue un acto masivo de la gente. Antes esto era un foco de infecciones. Un basural con venta de drogas, violaciones, muertes, cementerio de autos y miles de cosas. La gente de alrededor está a favor de este barrio, no en contra. Esta es toda gente de la zona y no vinieron desde otros lugares a ocuparlo”, agrega Coronel. “Cuando estás organizadp es más difícil que te pasen por arriba. No importan las diferencias políticas. La unidad es la que consigue las respuestas, haciendo participar a todos para que no decidan uno, dos o tres. Esto es lo que hemos descubierto: que con organización se logran las cosas, y muchos de los pibes lo han entendido, que esto es posible con la ayuda de todos”, cierran a coro.
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