viernes, 30 de octubre de 2009

80 años no son nada


Se cumplieron 80 años del Jueves Negro del 24 de octubre de 1929, cuando el estrepitoso derrumbe de la Bolsa de Nueva York dio inicio al Crack económico mundial y la Gran Depresión. Era la consecuencia de un mercado financiero sobrevalorado, en donde reinaba la especulación y había estallado en el centro de las finanzas del mundo. Parecía que una crisis de esa magnitud no se iba a volver producir en ese contexto, más teniendo en cuenta que la economía de EEUU es una gran aspiradora de dinero global, pero con un comportamiento especulativo, como en el 29, les hizo el año pasado estallar otra crisis en la cara.

Se dice que para algunos las crisis son oportunidades y otros las pagan con su vida. En el caso de la Argentina no fue causante de ninguna de ellas (ni en 1929 o la de 2008), pero sufrió sus consecuencias aunque lo importante de todo esto es como se encuentra la salida.

En 1929 la crisis se desarrolló en el gobierno de Hipólito Yrigoyen y la consecuencia inmediata fue el cierre de los mercados mundiales y el certificado de defunción del “Granero del Mundo”, que solo había creado un país para pocos. Era la imagen de un país dependiente pensado para satisfacer las demandas externas que no pudo asimilar el golpe. La consecuente crisis política se llevó puesto al “Peludo” y las fuerzas conservadoras llevaron al poder, por intermedio de un golpe de Estado, al General Félix Uriburu y luego tuvo lugar la parodia democrática del “fraude patriótico” con Justo, Ortiz y Castillo.

Estos, aunque conservadores y liberales, tuvieron que fortalecer al Estado para poder sobrevivir a un mercado mundial cerrado por la quiebra del sistema multilateral de comercio y pagos. Así se empezó a consolidar un proceso de industrialización que se consolidó con la Segunda Guerra Mundial. La llegada de Perón al poder posibilitó que la Argentina no pagara los platos rotos de la contienda y que el proceso productivo siguiera su curso apoyado por un Estado fuerte, con vocación nacional y abierto a todos los sectores, especialmente a los populares que no habían sido participes del que se gestó a partir del 30.

Cuando estalló la crisis inmobiliaria y bancaria en Estados Unidos el año pasado, el país estaba mejor parado para soportar lo que se iba a venir. La consolidación del mercado interno, el crecimiento de la economía, las reservas, el superávit fiscal y la recuperación de la industria fueron la ayuda para atenuar el aluvión que se venía a nivel mundial. La reestatización de los fondos de las AFJP marcó el camino donde se apostó a tratar de conservar los puestos de trabajo de miles de argentinos.

Aunque despacito se va llegando a los niveles de productividad de antes de la crisis, para aprovechar la oportunidad hay que seguir profundizando el modelo de inclusión para llevarlo a los niveles de equidad del primer lustro de la década del 50. La clave está en la distribución de la riqueza y para eso son indispensables medidas como una ley de entidades financieras, crear políticas estatales para evitar la fuga de capitales y la evasión impositiva, cambiar los estatutos del Banco Central y consolidar los organismos de control del Estado.

Es decir que el trabajo y el ahorro de todos los argentinos se queden aquí. La empresa no es fácil, pero en este momento se cuenta con una Latinoamérica que está despertando de su letargo. Tener una moneda común y un banco sudamericano es fundamental para no depender del financiamiento del Primer Mundo.

Como dijo Hernán Arbizu en Zoom, si se hace un seguimiento a los movimientos financieros de muchos grandes contribuyentes se puede tener una punta de si incurren en evasión y fugas de capitales. Y estas cuestiones pendientes pueden hacer que Argentina aproveche mejor está crisis y la transforme en oportunidad de crecimiento.

Por Roberto Koira para este Blog.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La crisis del 29 fue una crisis de acumulación de stocks. Por eso Marshall y luego Keynes comenzaron a ver la necesidad de políticas contracíclicas. Yrigoyen no cayó por las crisis financiera mundial. Esta nota no tiene ni pies ni cabeza.