Soy un periodista del campo nacional y popular. Redactor de Agencia Télam, Sección Deportes. Este es mi espacio dónde publico la mayoría de mis trabajos realizados para diversos medios de comunicación.
viernes, 21 de mayo de 2010
“Ahora no hay más apelación posible porque intervino la Corte Suprema”
Así se expresó el abogado querellante Alejo Ramos Padilla, en dialogo con P&M, sobre el rechazó que hizo el máximo tribunal a los recursos extraordinarios y de queja presentados por Cristian Von Wernich, Luis Patti, Ramón Díaz Bessone y Antonio Bussi.
La Corte Suprema de Justicia marcó un camino definitivo con el rechazó de recursos extraordinarios y de queja de represores como el ex subcomisario Luis Patti, los ex generales Ramón Díaz Bessone y Antonio Domingo Bussi y el sacerdote católico Cristian Von Wernich.
Alejo Ramos Padilla es abogado querellante en el juicio de Christian Von Wernich y ahora lo es en el proceso de Luis Patti, por está razón Política&Medios lo consultó sobre estas decisiones que tomó la Corte Suprema sobre juicios por delitos de lesa humanidad.
Para Ramos Padilla el estado de derecho, a través de los jueces, demostró que “estamos frente a genocidas que cometieron los más graves delitos de la historia argentina y que ahora no hay más apelación posible porque intervino la Corte Suprema”.
El abogado querellante explica que los represores quieren evitar el proceso o sortear las causas judiciales “apelando a cuestiones formales”. Como por ejemplo si cuando lo arrestaron tenía fueros porque era diputado (Patti) o que sus jueces naturales eran militares (Bussi).
“Esto lo repiten todos y cada uno de los genocidas cuando están siendo juzgados por los magistrados, que nos juzgan a nosotros. Y también apelan a la ultractividad de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, que por suerte fueron derogadas”, describe Ramos Padilla.
El letrado admite que el poder judicial está siendo muy celoso en cuidar todas las garantías constitucionales y que por eso “se están llevando adelante juicios ejemplares, quizá un poco lentos, pero en el que están dadas las condiciones legales, políticas y democráticas”.
Y considera que estas son las condiciones para que estos juicios sigan avanzando de modo tal de “llegar a muchas sentencias definitivas” y demostrar que estos hechos no puedan “quedar impunes” y para que “nunca más vuelvan a ocurrir”.
“Ahora, que fueron rechazados todos los recursos por la Corte Suprema, se demuestra que nosotros hicimos bien en acusar a Von Wernich y que los miedos que habían en aquel entonces, acerca de que se trataba de un capellán de la Iglesia Católica, eran equivocados porque la Argentina estaba en condiciones de afrontar esta clase de juicios”, advierte Ramos Padilla.
Con respecto a Patti, el abogado explica que se comporta igual que muchos otros represores que “generalmente trata de cuestionar la formalidad de los juicios”, porque ninguno puede contradecir la seriedad y contundencia de las pruebas “que demuestran su culpabilidad”.
Patti había planteado su inmunidad de arresto en la causa en la que se le dictó procesamiento con prisión preventiva por el secuestro y desaparición del diputado del Partido Justicialista Diego Muñiz Barreto en febrero de 1977, y de los militantes Gastón Goncálves, Carlos Souto, José Fernández y Guillermo D'Amico.
El máximo tribunal de la Nación, como lo hizo con el pedido de sobreseimiento de Díaz Bessone (por el transcurso del tiempo sin sentencia), consideró "inadmisible” al planteo y también desestimó la queja de la defensa de Bussi contra la decisión de la Cámara Federal de Tucumán de rechazar los planteos referidos a la incompetencia de jurisdicción a favor de la justicia militar, la prescripción de la acción penal, la excepción de "cosa juzgada” y la inconstitucionalidad de la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final.
En el caso de Von Wernich había presentado un recurso extraordinario federal ante la Cámara de Casación, que le fue denegado y, ante esa situación, planteó la queja directamente ante la Corte. Con la negativa del Máximo Tribunal, el ex capellán agotó todas las vías recursivas que tenía disponible para impugnar la sentencia que, en el año 2007, lo condenó a reclusión perpetua.
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