jueves, 8 de abril de 2010

Los despedidos del grupo UNO volvieron a sus puestos tras la conciliación obligatoria


El delegado José Maggi consideró la medida como “una lección demoledora de los trabajadores” de los tres medios que concentran Daniel Vila y José Luis Manzano en Rosario. Política&Medios también consultó al secretario general de la CTA, Hugo Yasky, para quien “este conflicto marca una nueva etapa” en la lucha gremial.

El Ministerio de Trabajo de la Nación dictó ayer la conciliación obligatoria en el conflicto por el despido de 26 empleados de las radios rosarinas AM LT8 y LT3, que junto al diario La Capital, integran el Multimedios La Capital S.A. Gracias a esta medida, todos los cesanteados pudieron volver a sus puestos.

Ahora se abre una etapa de negociación entre los gremios y la patronal que se extenderá por un plazo de 20 días hábiles. Por lo pronto, el ministro Carlos Tomada citó a uno de los titulares del grupo UNO, Daniel Vila, a que se presente en la sede de la cartera laboral para reunirse con los representantes sindicales.

“Vila tuvo que viajar desde Miami y se reunió con (José Luis) Manzano y sus abogados y entendieron que tenían que acatar la conciliación”, explicó a Politica&Medios José Maggi, delegado de LT8, quien además consideró que ambos empresarios “tienen frente a sus ojos una lección demoledora de los trabajadores”.

“Cada vez que uno comete un error y pierde 4 millones de pesos, como ocurrió esta semana durante el conflicto, sin duda debe rever su política de recursos humanos”, agregó en referencia a la resistencia gremial desplegada en las dos radios y el diario para resistir los despidos del grupo UNO.

El conflicto llegó hasta esta instancia porque la empresa no acató la conciliación obligatoria dictada por el Ministerio de Trabajo de la Provincia de Santa Fe, y se mantuvo durante más de una semana con una posición intransigente frente a los reclamos de los trabajadores.

“Nos subestimaron porque (Vila y Manzano) tuvieron una experiencia en Mendoza donde los gremios no pudieron resistir mucho, ya que ellos tienen un poderío mucho más fuerte ante el gobierno provincial y los jueces”, dijo Maggi.

“Pero acá en Santa Fe le dijimos que no. Le dijo que no el ministro de Trabajo de Hermes Binner, Carlos Rodríguez, quien jugó claramente en favor de los intereses de los trabajadores, lo que nos permitió subir un escalón más y llegar a Tomada”, aseguró el gremialista.

Según Maggi, los trabajadores esperan con expectativa las negociaciones en el Ministerio de Trabajo, aunque no se sepa aún cuál será la estrategia del multimedio: “La verdad no sé lo que van a hacer, pero espero que recapaciten porque de lo contrario van a seguir perdiendo plata como locos. Ahora tienen que sentarse a negociar sí o sí. Esperemos que entiendan que no se va a ir ningún trabajador que no se quiera ir”.

Además, las organizaciones sindicales de la provincia se mantendrán en estado de alerta para evitar “aprietes” o renuncias forzadas, así como para controlar el cobro de los salarios con normalidad.

A raíz del conflicto se formó una Intersindical formada por Sindicato de Prensa Rosario, Sociedad Argentina de Locutores, Sindicato Argentino de Trabajadores del Espectáculo Público, Asociación Argentina de Trabajadores de la Comunicación, Federación Gráfica Rosarina, que cuentan con el apoyo de CGT y la CTA.

De hecho, los secretarios generales de esas centrales obreras, Hugo Moyano y Hugo Yasky, habían organizado una caravana para el lunes que iba a partir desde el canal América en Buenos Aires –también propiedad de Vila y Manzano–. La movilización se suspendió tras la conciliación obligatoria, pero el respaldo sigue firme.

“Se levantó la marcha para esperar los 20 días de conciliación obligatoria y en función de los resultados de la misma se definirán los pasos a seguir con respecto a la caravana”, confirmó Yasky a P&M.

Consultado por el desarrollo del conflicto, el titular de la CTA opinó que la resistencia “fue ejemplar por el grado de solidaridad interna” y recordó que “La Capital dejó de circular pese a que en el diario no se habían registrado despidos”.

“Este conflicto marca una nueva etapa en la que los trabajadores de un mismo grupo económico, independientemente de la unidad empresaria a la que pertenecen, se solidarizan con un objetivo común que es impedir los despidos. Es decir, es un conflicto bastante atípico, donde se interpela a un grupo económico que está sentado en tres unidades empresariales distintas y cuyos trabajadores están vehiculizados a través de 4 organizaciones sindicales, de las cuales 3 pertenecen a la CGT y una a la CTA”, concluyó Yasky.

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